Pacifistas contra la paz
Uno de los muchos fracasos de nuestro sistema educativo es que echa al mundo a gente incapaz de distinguir la retórica de la realidad. No han aprendido ningún modo sistemático de analizar ideas, derivar sus implicaciones y contrastar estas implicaciones contra los tozudos hechos.
Los movimientos de "paz" están entre los que se aprovechan de esta extendida incapacidad de ver, más allá de la retórica, hasta las realidades. Poca gente parece siquiera interesada en los resultados reales de los llamados movimientos de "paz"; esto es, en si realmente producen paz o guerra.
Tomemos el Próximo Oriente. Se está pidiendo un acuerdo de alto el fuego en interés de la paz. Pero ha habido más acuerdos de alto el fuego en el Próximo Oriente que en ninguna otra parte. Si los acuerdos de alto el fuego promoviesen realmente la paz, el Próximo Oriente sería la región más pacífica sobre la faz de la tierra en lugar de la más violenta.
¿Se terminó la Segunda Guerra Mundial con acuerdos de alto el fuego o aniquilando gran parte de Alemania y Japón? No nos confundamos, en el proceso murieron civiles inocentes. Incluso murieron prisioneros de guerra americanos cuando bombardeamos Alemania.
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Hubo un tiempo en el que habría sido suicida amenazar, no digamos atacar, a una nación con un poder militar mucho más fuerte, porque uno de los peligros para el atacante era la perspectiva de ser aniquilado.
La "opinión mundial", la ONU y los "movimientos de paz" han eliminado ese estorbo. Hoy un agresor sabe que, si su agresión fracasa, aún estará protegido de todo el poder y furia en la represalia de los que ha atacado porque habrá quienes, retorciéndose las manos, demandarán un alto el fuego, negociaciones y concesiones.
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El resultado más catastrófico de los movimientos de "paz" fue la Segunda Guerra Mundial. Mientras Hitler estaba armando a Alemania hasta los dientes, los movimientos de "paz" en Gran Bretaña abogaban por el desarme de su propio país "como un ejemplo para otros".
Los miembros laboristas del Parlamento británico votaron consistentememte contra el gasto militar y los estudiantes universitarios británicos se comprometían públicamente a no luchar jamás por su país. Si los movimientos de "paz" trajeran la paz, no habría habido una Segunda Guerra Mundial.
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También Sowell, en Libertad Digital, sobre un “ciclo” de estupidez, o sea, lo mismo:
Aquellos que continúan pidiendo un final del "ciclo de violencia" son los que hacen esa violencia más probable. Siempre se puede contar con que "la opinión mundial" en general y la de Naciones Unidas en particular aconsejarán "contención" en la respuesta a los ataques y "negociaciones" en respuesta a amenazas letales. Lo que eso significa es que aquellos que empiezan los conflictos han de pagar un precio inferior al no tener los agredidos vía libre en su contraataque. Reducir el precio a pagar por los agresores virtualmente garantiza más agresiones.
Mark Steyn hoy en el Chicago Sun-Times (vía BarcePundit), trata de a dónde parece que vamos:
Hace unos pocos años, cuando se hablaba airosamente del "proceso de paz de Oriente Próximo" y una "solución de dos estados" yo decía que que el problema era que los palestinos veían una solución de dos estados como una etapa provisional en el camino hacia una solución de un estado. Subestimé la depravación islamista. Como vemos ahora en Gaza y el sur del Líbano, cualquier solución de dos estados sería una etapa provisional en el camino hacia una solución sin ningún estado.
En una de las más admirablemente directas de las declaraciones islamistas, Huseín Masauí, el líder de Hizbulá tras la matanza de fuerzas estadounidenses y francesas hace veinte años, lo expresó así:
No luchamos para que nos ofrezcáis algo. Luchamos para eliminaros.
Estupendo. Pero supongamos que se hubiera salido con la suya; entonces, ¿qué? Supongamos que hasta el último judío de Israel estuviera muerto o hubiese huido; ¿qué surgiría en lugar de la Entidad Sionista? Sería algo como las okupaciones de terror de Hamás-Hizbulá en Gaza y Cisjordania, a lo grande. Hamás ganó abrumadoramente las elecciones palestinas, y Hizbulá obtuvo el control formal de ministerios clave en el gobierno libanés. Pero no son Mussolini: no tienen ningún interés en hacer que los trenes lleguen a sus horas. [...]
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Supongamos que esto fuera cierto; que unos terroristas hicieron volar en discotecas de Bali a parejas australianas en luna de miel y a fumetas escandinavos a causa de "la cuestión palestina". ¿No sugiere esto que esa gente está, en cierto modo, chalada? Después de todo, hay cantidad de simpatizantes del IRA por todo el mundo (probad a defender la posición de los unionistas del Ulster en un bar de Boston) y sin embargo nunca se les ha ocurrido protestar por el dominio británico en Irlanda del Norte haciendo volar a, digamos, turistas alemanes en Tailandia. [...]
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Pero el oportunismo saudí-egipcio-jordano sobre Palestina les ha alcanzado: por fin se han dado cuenta de que una estrategia de evitación consciente de la resolución de la "cuestión palestina" ha ayudado a entregar Gaza, y Líbano y Siria, en manos de un régimen que es para el mundo árabe una amenaza mucho mayor que la Entidad Sionista. El Cairo & Cía. se habían acostumbrado tanto a gimotear a cuenta de la pseudocrisis palestina decenio tras decenio que que nunca se les ocurrió que un día podrían enfrentarse a una crisis de verdad: un Oriente Próximo dominado por un Irán apocalíptico y sus agentes locales, en el que el autogobierno árabe resulta haber sido un mero interludio entre los sultanes otomanos y el eclipse eterno de un paraguas nuclear persa. Los sionistas salieron de Gaza y ahora es un Talibanistán redivivo. Los sionistas salieron del Líbano y la fuerza más poderosa del país (con una ventaja demográfica continuamente creciente) son los agentes chiítas de Irán. No ha habido sionistas cerca de Damasco en sesenta años y Siria es en la práctica la primera puta carcelaria árabe sunní de Irán. Para los otros regímenes de la región, Gaza, Líbano y Siria son estados muertos que han resurgido como vampiros.
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Mientras tanto, Kofi Annan [...] está proponiendo acerca de Israel y Hizbulá que vayan fuerzas de paz de la ONU, no para conservar la "paz" entre dos estados soberanos sino entre un estado soberano y una banda terrorista usurpadora. Despreciable como es, el Secretario General muestra un agudo discernimiento de la dirección que ha tomado el mundo: ya hay "actores no estatales" que tienen cohetería más sofisticada que muchas naciones de la Unión Europea; si Irán se sale con la suya, sus apoderados serán potencias nucleares por implicación. Tal vez deberíamos ponerles en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
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Francis Porretto, la semana pasada, respondía preventivamente a aquellos a quienes "una solución sin estado" pueda parecer atractiva:
En la práctica, Israel ha ido a la guerra contra un país caótico y hostil que carece de un auténtico gobierno. (Vuestro Cascarrabias evitará honrarlo con el término “anarquía”; preferiría reservar esa palabra para países no gobernados pacíficos y que observan elDerechoimperio de la Ley).
En Strategy Page, el viernes, analizaban cómo parece que va la campaña de Israel (vía Pajamas Media):
El plan se desarrolla
21 de julio de 2006: los ataques israelíes a instalaciones militares de Hizbulá están haciendo efecto, con los lanzamientos de cohetes por Hizbulá reducidos en más de la mitad (a unos 40 hoy). Israel tiene varios miles de hombres en el sur del Líbano, y están yendo tras los equipos de lanzamiento de cohetes de Hizbulá. Los israelíes han encontrado que su táctica de lanzar octavillas para advertir a los civiles de que permanezcan alejados de las zonas residenciales usadas para almacenar armas, y especialmente cohetes, ha funcionado. A pesar de los esfuerzos de Hizbulá para obligar a los civiles a quedarse en sus casas, la gran mayoría ha huido de los pueblos y vecindarios donde se sabía que Hizbulá estaba almacenando cohetes. Así, la mayor parte de las bombas israelíes han destruido cohetes y alojamientos, no gente. La ONU no ha aceptado esto, sino que se ha plegado a la versión de los medios y la propaganda pro-Hizbulá, para respaldar a los terroristas y acusar a Israel de usar una "fuerza desporporcionada". La ONU está demandando un alto el fuego (que, para Hizbulá, se interpreta como una pausa antes de la próxima ronda de ataques a Israel). A pesar de la frecuente retórica de la ONU sobre los beneficios de la democracia, parecen tener una idea imperfecta de cómo funciona en realidad. Por ejemplo, si un grupo terrorista lanzase mil cohetes contra cualquier democracia, los ciudadanos de dicha democracia exigirían una acción militar contra los atacantes, no un alto el fuego y el evitar una "respuesta desproporcionada".
Israel entra ahora en la segunda semana de una operación militar de tres semanas. La primera semana fue principalmente una campaña de bombardeo para dañar la capacidad de Hizbulá de desplazar fácilmente hombres y municiones, y para destruir instalaciones de Hizbulá, especialmente lugares de almacenamiento de cohetes. La campaña aérea ha alcanzado hasta ahora unos 1.200 objetivos, incluidos unos 200 lugares de almacenamiento de cohetes. Ha habido unas mil bajas libanesas, menos de una por cada ataque aéreo.
En la segunda semana pequeños grupos de tropas de tierra entran en el sur del Líbano para investigar sitios donde se sospecha que se almacenan cohetes. Esta táctica ha descubierto los sitios cuya construcción Hizbulá fue capaz de ocultar a los reconocimientos aéreos y de satélite israelíes. Hasta ahora, se ha destruido aproximadamente la mitad de los stocks de cohetes de Hizbulá, mientras que alrededor de mil cohetes se han disparado contra Israel. Se estima que Hizbulá tenía unos 14.000 cohetes, la mayoría de menor tamaño (122 mm).
Hizbulá ha entrenado también varias docenas de equipos para sacar los cohetes de sus lugares de almacenamiento y lanzarlos hacia el norte de Israel. En la tercera semana del plan militar de Israel, entrarán más tropas en el sur del Líbano, y los hombres de Hizbulá serán muertos o expulsados. En ese punto, se podrá invitar al Líbano o a la ONU a hacerse cargo de la zona, con alguna garantía (un punto peliagudo) de que Hizbulá no regrese. Si eso no funciona, Israel tiene la opción de crear una zona neutral de 30-40 km de profundidad en el sur del Líbano. Varios cientos de miles de civiles libaneses han huido ya de esa zona, y puede que no se les permita regresar hasta que se haga algo acerca de Hizbulá.
Llama la atención (al menos a mí) que los israelíes supuestamente sedientos de sangre civil necesiten más de un ataque aéreo para herir o matar a un libanés. Y que avisen antes de atacar, claro.