19 mayo 2008

Matrimonio homosexual

(Entrada publicada originalmente en HispaLibertas el 26 de noviembre de 2004)

Me sumo a la recomendación de Franco Alemán de este artículo de Álvaro Delgado-Gal, Tuercas sueltas.

El artículo anterior es puramente interrogativo. Este otro de Albert Esplugas, en cambio, también pregunta mucho, por ejemplo:

si el Estado no debe sancionar las uniones homosexuales porque de este modo se estaría imponiendo a la sociedad una concepción moral determinada, ¿exactamente por qué motivo sí debe sancionar entonces las uniones heterosexuales?

pero además ofrece una respuesta:

La solución liberal no es nacionalizar el matrimonio homosexual; es privatizar el matrimonio heterosexual.

Solución que ya propuso por ejemplo Larry Elder en un artículo citado por Daniel Rodríguez en 1812. No estaba muy en desacuerdo Donald Sensing, que es pastor protestante y contrario al matrimonio homosexual; le basta con saber que él no los celebraría en su iglesia.

Quiero traducir aquí un argumento perfectamente libertario contra el matrimonio homosexual, de Eric Scheie en Classical Values, aunque no sé si sería aplicable en su totalidad a la situación en España:

La política de identidad de quién-folla-con-quién ha alcanzado nuevas cimas de idiotez con el debate sobre el matrimonio homosexual.

Homosexuales inseguros que necesitan validación, en la línea de "¡Valgo tanto como tú!", sin pensar las cosas, han pedido el "derecho" a casarse... como si fuera parte de la suma total de derechos humanos sin los cuales no se es un ciudadano o incluso una persona. Olvidan que el matrimonio es una institución gubernamental y religiosa, con toda clase de condiciones añadidas*. Olvidan también que la mayoría de los matrimonios terminan en divorcio y, peor aún, bajo la jurisdicción de "tribunales de familia" cada vez más poderosos e invasores de la privacidad. Se pierden derechos de propiedad, las partes derrotadas acaban amargadas, y a menudo se sienten acechadas durante el resto de sus vidas por personas a las que una vez amaron.

¿Por qué quieren los homosexuales (y tantos de la izquierda) infligirse a sí mismos semejante plan? ¿Por qué quieren someter sus relaciones, actualmente libres y sin estorbos, a las no tan tiernas atenciones de los tribunales de familia?

Una pregunta mejor: ¿¿¿por qué quieren someter a los tribunales de familia las relaciones de homosexuales que no consienten en ello???

El "derecho a casarse" no puede verse en un vacío, meramente como un "derecho". Una vez se apliquen a la vida gay los deberes y responsabilidades legales del matrimonio, ninguna pareja gay (no importa cuánto puedieran apreciar su privacidad) será inmune a la pesada mano de la ley. Todo lo que haría falta sería que una parte celosa o vengativa decidiese que es ante la ley un "cónyuge de Derecho común", e inmediatamente se aplicaría la jurisdicción legal.

¿Consentimiento, dice?

Hasta ahora, la homosexualidad consensual ha sido uno de las pocos santuarios de vida bohemia privados y no regulados que quedan en los Estados Unidos. A mí por ejemplo me gustaría dejarlo así. Leyes contra la sodomía aparte, me encuentro irónica (aunque perturbadoramente) de acuerdo con la muchedumbre antigay en que la homosexualidad debería permanecer sin regulación... y fuera del alcance del cada vez más opresivo Estado.


(Nota en realidad irrelevante, pero bueno: Eric Scheie es homosexual impenitente. Como yo, por si quedaba alguien que no se hubiese enterado).


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* (¿Cómo traduciríais "strings attached"?)

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguramente muchos estamos de acuerdo con esta solución "ideal" pero me temo que lo que ocurre es que a muchos la unión entre personas del mismo sexo (legal, sexual o como sea) les resulta nauseabunda, contraria a la ley divina y una abominación.

Me temo que muchos esconden su negativa a considerar el matrimonio homosexual como una opción viable no porque crean que el matrimonio es un asunto privado sino porque el Estado sí debe regular el matrimonio y de una forma muy concreta.

Anónimo dijo...

bueno, marzo, como supongo que ya leiste, yo estoy de acuerdo con esa visión. además, que adaptar una institución como el matrimonio a las parejas homosexuales lo considero un absoluto sinsentido. como dije en su momento, el matrimonio homosexual no es un "derecho", sino una obligación. si eliminamos toda la carga impositiva que grava las transmisiones patrimoniales, deja de tener sentido.

Pero en cuanto abordas el tema, ya sabes... el palabro de marras.

por cierto, enhorabuena por tu inclusión. siento que llegaras tan mal acompañado.

Anónimo dijo...

No me convence nada.

Pongamos por caso que entendemos que es perfectamente libertario el luchar por una educación totalmente privada, sin interjerencias del estado. ¿Estaríamos de acuerdo entonces con que no se escolarizase, por ejemplo, a los hijos de los inmigrantes -tan sólo a ellos- mientras el resto de niños continúan escolarizados sin ningún viso de cambio? Primero que haya igualdad de derecho en el acceso al matrimonio, y luego ya hablamos de destruirlo. Puede que incluso en ese mometo estemos ambos en el mismo barco. Pero oponerse apelando a retóricas utópicas y escenarios inviables, al menos al corto o medio plazo, se me antoja cuando menos, curioso (por no usar otro adjetivo)

Un saludo

Anónimo dijo...

Uno de los problemas en todo esto es que el matrimonio heterosexual tal y como lo entendemos es él mismo un "survival" cada vez más difícil de sostener.

El acceso a la mujer al mundo laboral, así como la opcionalidad de los hijos, ha convertido el matrimonio en un contrato erótico entre adultos iguales que ya no implica necesariamente ni la división sexual del trabajo ni la reproducción. Llegados a este punto, importa poco si se trata de adultos del mismo sexo o de hombre y mujer. Lo relevante es que cada vez resulta menos claro por qué ese tipo de unión debe ser acreedora de una protección económica especial a cargo del los contribuyentes. Entre otros los solteros, que pueden ver en todo ello un agravio comparativo: ¿por qué debería cobrar una pensión de viudedad alguien que nunca se vio forzado a dejar de trabajar (inisito: hablo de parejas, no de padres)?

Otra cosa son las prestaciones para matrimonio, parejas o personas que tengan hijos, en la medida en que éstos sean considerados un bien social que merece gozar de incentivos.

Así que mi opinión es "no al sistema de compensaciones económicas para los matrimonios", ya sean homo o hetero. Ahora bien, rechazo la postura de quienes aceptan el matrimonio de toda la vida (compensaciones económicas incluidas) y, al mismo tiempo, le cierran la puerta al mismo a los homosexuale. En este punto, la derecha melancólica apenas es capaz de aportar más argumento que la definición del RAE o, en el mejor de los casos, apelar a alguna concepción predarwiniana de la naturaleza humana.

Tampoco me parece un buen argumento el de Eric Scheie: en la medida en que el matrimonio homosexual no obliga a nadie a acogerse a él, Scheie no es quien para erigirse en intérprete de los "verdaderos" intereses de los homosexuales ni decir sin más que éstos se equivocan cuando se acogen a un contrato matrimonial semejante al que disfrutan o padecen los heteros.

En resumen: liberalicemos el matrimonio, pero no establezcamos asimetrías legales entre parejas heterosexuales y las homosexuales. Protejamos al mismo tiempo a los padres y a las familias con hijos: desde el momento en que la pareja deja de llevar casi irremediablemente a la reproducción, debemos distinguir el estatus de la pareja y el de la familia con hijos.

Saludos

Anónimo dijo...

Soy el autor de uno de los involuntariamente "polémicos" posts sobre los gays, y me encuentro cerca de las posiciones de Pascual Gonzalez y de Andres Gil. Estoy convencido que si dejamos fuera del debate "la moral cristiana" no hay otra manera de tratar a los homosexuales como individuos individuales (valga la redundancia), con todo el derecho de reclamar plena igualdad de derechos (valga la redundancia 2).
Me sorprende todas maneras lo furibundo de las críticas a cualquier atisbo de defensa de esta cuestión.

Libertariano dijo...

La apertura de la institución matrimonial a las personas del mismo sexo lo que abre es la posibilidad de más tipos de arreglos institucionales del mismo tipo entre los individuos.

Desde un punto de vista liberal, es decir individualista y racionalista, lo que importa son las decisiones libres de los ciudadanos. La cuestión, que a los conservadores les producirá desmayos con sales ¡y a las vicepresidentas socialistas!, es que si matrimonio gay sí, ¿por qué la poligamia (u otros arreglos consentidos y libres) no?

Saludos

Libertymad dijo...

Querido, esa es la postura que muchos llevamos años defendiendo. Lo que ocurre es que aquí, como en EE.UU, los teocon y los liberofachas montaron tal escándalo que al final uno dice, vale, pues matrimonio gay y punto, y vete a berrear a otra parte.
Nuestra postura nunca triunfará. Tanto los progres como los teocons y liberofachas con comunitaristas y estatistas, tiemblan al pensar que el Estado pueda dejar de decirle a la gente lo que es bueno.

Iván Moreno dijo...

El problema en esta discusión es siempre el mismo: la falta de reflexión sobre el porqué de la existencia del matrimonio.

A falta de un porqué, todo vale.

Dice Andrés:

Primero que haya igualdad de derecho en el acceso al matrimonio, y luego ya hablamos de destruirlo

Esto se me asemeja a alguien que solicita una pensión de jubilación con 35 años, apelando a la igualdad. A todo aquel que considere que no merece dicha pensión (por no cumplir los requisitos para solicitarlo) se le acusa de juventofóbo.

Hay alguien liberal que defiende la privatización de todas las pensiones a lo que se responde que vale, pero que mientras tanto todo el mundo (jóvenes o ancianos) debe tener derecho a una pensión de jubilación. Y para colmo resulta que es más liberal que todo el mundo tenga por que sí una pensión (sin importar sus años de cotización) a que la tengan sólo aquellos que llegan a una edad difícil para el trabajo y han cotizado sus años.

Y uno se pregunta: ¿pero por qué existe una pensión sin obligaciones o compromiso previo?

Pero eso no importa. Eliminado lo que hacía interesante la institución, no se busca destuirla sino que todos participen de algo que ya no es nada. A costa del dienro de los demás.

Eso es liberalismo... sí señor.

Un saludo

Iván Moreno dijo...

Por cierto, subscribo casi en su totalidad el comentario de Pascual González.

Un saludo

Marzo dijo...

Hola. Gracias a todos por comentar.

Daimon, la entrada tiene al menos dos partes: la "solución ideal" y el "¿qué hacemos mientras tanto?, o ¿de verdad es esto tan buena idea?".

Respecto a lo segundo, Andrés lo ha ilustrado con su ejemplo de la escolarización e Iván con el de de las pensiones (que me gusta más). A mí se me había ocurrido otro: "lo ideal es que no haya servicio militar obligatorio; pero lo primero es conseguir la igualdad, así que debe ser también obligatorio para las mujeres"*. Porque lo que observa Eric Scheie es que, en los USA al menos, una pareja (de distintos sexos) que convive more uxorio sin papeles ni ceremonias se considera un matrimonio de Derecho común (Common-law marriage); ante un tribunal, quiero decir, por ejemplo si la cosa deja de marchar y una parte reclama cosas a las que la otra nunca se comprometió. De modo, Pascual (este es el único punto de tu comentario al que objeto; eso y que no veo que Eric diga representar a nadie), que lo de que "el matrimonio homosexual no obliga a nadie a acogerse a él" no es exacto: el matrimonio homosexual obligará a someterse a él a personas que no tenían esa intención. (Esta es la parte que no sé si sería aplicable a España).

Estoy de acuerdo con Aquiles en que eliminar el impuesto de sucesiones sería, o habría sido, un mejor principio. (Gracias por tu bienvenida; pero, si es a Red Liberal, estoy en ella desde 2005. Lo que pasa es que he estado un año entero sin escribir :-)

La solución de Pascual creo entender que supone trasladar el matrimonio sin descendencia del Derecho de familia al Derecho privado. No me suena mal; pero yo no sé Derecho, y encuentro que es prudente saber algo de las cosas tal como son antes de opinar sobre cambios. (Tampoco es que yo sea prudente siempre).


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* Que creo que era uno de los argumentos de Phyllis Schlafly, de reciente revuelo, contra la enmienda constitucional de no discriminación por sexo.

Anónimo dijo...

Para "strings attached", te sugería "compromisos".

Tumbaíto dijo...

"Una vida bohemia y sin regulación" en mi imaginación es una bici negra y usada con sillín de cuero marrón, libros de segunda mano, bufanda (y quizá incluso boina), sencillez, conversaciones, algún día sin comer y sonrisas.

Es una pena que se pierdan las cosas buenas.

Marzo dijo...

Pues... no parece mal plan de vida bohemia. Yo es que no tengo ninguno; no suelo hacer muchos planes.

Con suerte, además de perderse algunas cosas buenas se van encontrando otras.

Tumbaíto dijo...

Tampoco yo tengo ninguno. De adolescente, quería ir a la ópera con pajarita y disfrutar de cenas donde se hablase de Virgilio, el tercer excluso o la posibilidad de que Dios tenga cuerpo.
Soñaba con un ático en Nueva York donde yo prepararía algunas de ellas. Pero... ¡Aquí nos vemos!