23 julio 2006

Sobre la guerra Israel - Hizbulá

Thomas Sowell el viernes en Townhall.com (vía BarcePundit), sobre cómo hemos llegado a donde estamos:

Pacifistas contra la paz



Uno de los muchos fracasos de nuestro sistema educativo es que echa al mundo a gente incapaz de distinguir la retórica de la realidad. No han aprendido ningún modo sistemático de analizar ideas, derivar sus implicaciones y contrastar estas implicaciones contra los tozudos hechos.

Los movimientos de "paz" están entre los que se aprovechan de esta extendida incapacidad de ver, más allá de la retórica, hasta las realidades. Poca gente parece siquiera interesada en los resultados reales de los llamados movimientos de "paz"; esto es, en si realmente producen paz o guerra.

Tomemos el Próximo Oriente. Se está pidiendo un acuerdo de alto el fuego en interés de la paz. Pero ha habido más acuerdos de alto el fuego en el Próximo Oriente que en ninguna otra parte. Si los acuerdos de alto el fuego promoviesen realmente la paz, el Próximo Oriente sería la región más pacífica sobre la faz de la tierra en lugar de la más violenta.

¿Se terminó la Segunda Guerra Mundial con acuerdos de alto el fuego o aniquilando gran parte de Alemania y Japón? No nos confundamos, en el proceso murieron civiles inocentes. Incluso murieron prisioneros de guerra americanos cuando bombardeamos Alemania.

[...]

Hubo un tiempo en el que habría sido suicida amenazar, no digamos atacar, a una nación con un poder militar mucho más fuerte, porque uno de los peligros para el atacante era la perspectiva de ser aniquilado.

La "opinión mundial", la ONU y los "movimientos de paz" han eliminado ese estorbo. Hoy un agresor sabe que, si su agresión fracasa, aún estará protegido de todo el poder y furia en la represalia de los que ha atacado porque habrá quienes, retorciéndose las manos, demandarán un alto el fuego, negociaciones y concesiones.

[...]

El resultado más catastrófico de los movimientos de "paz" fue la Segunda Guerra Mundial. Mientras Hitler estaba armando a Alemania hasta los dientes, los movimientos de "paz" en Gran Bretaña abogaban por el desarme de su propio país "como un ejemplo para otros".

Los miembros laboristas del Parlamento británico votaron consistentememte contra el gasto militar y los estudiantes universitarios británicos se comprometían públicamente a no luchar jamás por su país. Si los movimientos de "paz" trajeran la paz, no habría habido una Segunda Guerra Mundial.

[...]


También Sowell, en Libertad Digital, sobre un “ciclo” de estupidez, o sea, lo mismo:

Aquellos que continúan pidiendo un final del "ciclo de violencia" son los que hacen esa violencia más probable. Siempre se puede contar con que "la opinión mundial" en general y la de Naciones Unidas en particular aconsejarán "contención" en la respuesta a los ataques y "negociaciones" en respuesta a amenazas letales. Lo que eso significa es que aquellos que empiezan los conflictos han de pagar un precio inferior al no tener los agredidos vía libre en su contraataque. Reducir el precio a pagar por los agresores virtualmente garantiza más agresiones.



Mark Steyn hoy en el Chicago Sun-Times (vía BarcePundit), trata de a dónde parece que vamos:


Hace unos pocos años, cuando se hablaba airosamente del "proceso de paz de Oriente Próximo" y una "solución de dos estados" yo decía que que el problema era que los palestinos veían una solución de dos estados como una etapa provisional en el camino hacia una solución de un estado. Subestimé la depravación islamista. Como vemos ahora en Gaza y el sur del Líbano, cualquier solución de dos estados sería una etapa provisional en el camino hacia una solución sin ningún estado.

En una de las más admirablemente directas de las declaraciones islamistas, Huseín Masauí, el líder de Hizbulá tras la matanza de fuerzas estadounidenses y francesas hace veinte años, lo expresó así:

No luchamos para que nos ofrezcáis algo. Luchamos para eliminaros.


Estupendo. Pero supongamos que se hubiera salido con la suya; entonces, ¿qué? Supongamos que hasta el último judío de Israel estuviera muerto o hubiese huido; ¿qué surgiría en lugar de la Entidad Sionista? Sería algo como las okupaciones de terror de Hamás-Hizbulá en Gaza y Cisjordania, a lo grande. Hamás ganó abrumadoramente las elecciones palestinas, y Hizbulá obtuvo el control formal de ministerios clave en el gobierno libanés. Pero no son Mussolini: no tienen ningún interés en hacer que los trenes lleguen a sus horas. [...]

[...]

Supongamos que esto fuera cierto; que unos terroristas hicieron volar en discotecas de Bali a parejas australianas en luna de miel y a fumetas escandinavos a causa de "la cuestión palestina". ¿No sugiere esto que esa gente está, en cierto modo, chalada? Después de todo, hay cantidad de simpatizantes del IRA por todo el mundo (probad a defender la posición de los unionistas del Ulster en un bar de Boston) y sin embargo nunca se les ha ocurrido protestar por el dominio británico en Irlanda del Norte haciendo volar a, digamos, turistas alemanes en Tailandia. [...]

[...]

Pero el oportunismo saudí-egipcio-jordano sobre Palestina les ha alcanzado: por fin se han dado cuenta de que una estrategia de evitación consciente de la resolución de la "cuestión palestina" ha ayudado a entregar Gaza, y Líbano y Siria, en manos de un régimen que es para el mundo árabe una amenaza mucho mayor que la Entidad Sionista. El Cairo & Cía. se habían acostumbrado tanto a gimotear a cuenta de la pseudocrisis palestina decenio tras decenio que que nunca se les ocurrió que un día podrían enfrentarse a una crisis de verdad: un Oriente Próximo dominado por un Irán apocalíptico y sus agentes locales, en el que el autogobierno árabe resulta haber sido un mero interludio entre los sultanes otomanos y el eclipse eterno de un paraguas nuclear persa. Los sionistas salieron de Gaza y ahora es un Talibanistán redivivo. Los sionistas salieron del Líbano y la fuerza más poderosa del país (con una ventaja demográfica continuamente creciente) son los agentes chiítas de Irán. No ha habido sionistas cerca de Damasco en sesenta años y Siria es en la práctica la primera puta carcelaria árabe sunní de Irán. Para los otros regímenes de la región, Gaza, Líbano y Siria son estados muertos que han resurgido como vampiros.

[...]

Mientras tanto, Kofi Annan [...] está proponiendo acerca de Israel y Hizbulá que vayan fuerzas de paz de la ONU, no para conservar la "paz" entre dos estados soberanos sino entre un estado soberano y una banda terrorista usurpadora. Despreciable como es, el Secretario General muestra un agudo discernimiento de la dirección que ha tomado el mundo: ya hay "actores no estatales" que tienen cohetería más sofisticada que muchas naciones de la Unión Europea; si Irán se sale con la suya, sus apoderados serán potencias nucleares por implicación. Tal vez deberíamos ponerles en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

[...]


Francis Porretto, la semana pasada, respondía preventivamente a aquellos a quienes "una solución sin estado" pueda parecer atractiva:

En la práctica, Israel ha ido a la guerra contra un país caótico y hostil que carece de un auténtico gobierno. (Vuestro Cascarrabias evitará honrarlo con el término “anarquía”; preferiría reservar esa palabra para países no gobernados pacíficos y que observan el Derecho imperio de la Ley).



En Strategy Page, el viernes, analizaban cómo parece que va la campaña de Israel (vía Pajamas Media):

El plan se desarrolla



21 de julio de 2006: los ataques israelíes a instalaciones militares de Hizbulá están haciendo efecto, con los lanzamientos de cohetes por Hizbulá reducidos en más de la mitad (a unos 40 hoy). Israel tiene varios miles de hombres en el sur del Líbano, y están yendo tras los equipos de lanzamiento de cohetes de Hizbulá. Los israelíes han encontrado que su táctica de lanzar octavillas para advertir a los civiles de que permanezcan alejados de las zonas residenciales usadas para almacenar armas, y especialmente cohetes, ha funcionado. A pesar de los esfuerzos de Hizbulá para obligar a los civiles a quedarse en sus casas, la gran mayoría ha huido de los pueblos y vecindarios donde se sabía que Hizbulá estaba almacenando cohetes. Así, la mayor parte de las bombas israelíes han destruido cohetes y alojamientos, no gente. La ONU no ha aceptado esto, sino que se ha plegado a la versión de los medios y la propaganda pro-Hizbulá, para respaldar a los terroristas y acusar a Israel de usar una "fuerza desporporcionada". La ONU está demandando un alto el fuego (que, para Hizbulá, se interpreta como una pausa antes de la próxima ronda de ataques a Israel). A pesar de la frecuente retórica de la ONU sobre los beneficios de la democracia, parecen tener una idea imperfecta de cómo funciona en realidad. Por ejemplo, si un grupo terrorista lanzase mil cohetes contra cualquier democracia, los ciudadanos de dicha democracia exigirían una acción militar contra los atacantes, no un alto el fuego y el evitar una "respuesta desproporcionada".

Israel entra ahora en la segunda semana de una operación militar de tres semanas. La primera semana fue principalmente una campaña de bombardeo para dañar la capacidad de Hizbulá de desplazar fácilmente hombres y municiones, y para destruir instalaciones de Hizbulá, especialmente lugares de almacenamiento de cohetes. La campaña aérea ha alcanzado hasta ahora unos 1.200 objetivos, incluidos unos 200 lugares de almacenamiento de cohetes. Ha habido unas mil bajas libanesas, menos de una por cada ataque aéreo.

En la segunda semana pequeños grupos de tropas de tierra entran en el sur del Líbano para investigar sitios donde se sospecha que se almacenan cohetes. Esta táctica ha descubierto los sitios cuya construcción Hizbulá fue capaz de ocultar a los reconocimientos aéreos y de satélite israelíes. Hasta ahora, se ha destruido aproximadamente la mitad de los stocks de cohetes de Hizbulá, mientras que alrededor de mil cohetes se han disparado contra Israel. Se estima que Hizbulá tenía unos 14.000 cohetes, la mayoría de menor tamaño (122 mm).

Hizbulá ha entrenado también varias docenas de equipos para sacar los cohetes de sus lugares de almacenamiento y lanzarlos hacia el norte de Israel. En la tercera semana del plan militar de Israel, entrarán más tropas en el sur del Líbano, y los hombres de Hizbulá serán muertos o expulsados. En ese punto, se podrá invitar al Líbano o a la ONU a hacerse cargo de la zona, con alguna garantía (un punto peliagudo) de que Hizbulá no regrese. Si eso no funciona, Israel tiene la opción de crear una zona neutral de 30-40 km de profundidad en el sur del Líbano. Varios cientos de miles de civiles libaneses han huido ya de esa zona, y puede que no se les permita regresar hasta que se haga algo acerca de Hizbulá.


Llama la atención (al menos a mí) que los israelíes supuestamente sedientos de sangre civil necesiten más de un ataque aéreo para herir o matar a un libanés. Y que avisen antes de atacar, claro.

04 julio 2006

Cuando en el curso...

Como la traducción del Cato Institute de la Declaración de Independencia que enlaza Daniel se me hace algo rara, y aprovechando que tenía una hecha, allá va:


DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA

EN CONGRESO, 4 DE JULIO DE 1776
DECLARACIÓN DE LOS REPRESENTANTES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
REUNIDOS EN CONGRESO GENERAL




Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los lazos políticos que le unían a otro, y asumir entre las potencias de la Tierra la posición separada e igual a que las leyes de la Naturaleza y del Dios de la Naturaleza le dan derecho, un decente respeto a las opiniones de la Humanidad requiere declarar las causas que le impelen a la separación.

Sostenemos que estas verdades son por sí mismas evidentes: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos se encuentran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para asegurar estos derechos se instituyen entre los hombres gobiernos, los cuales derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; que cuandoquiera que alguna forma de gobierno se torna destructiva de estos fines es derecho de las gentes alterarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno, poniendo sus fundamentos en los principios y organizando sus poderes de la forma que juzguen que más verosímilmente llevará a su seguridad y felicidad. La prudencia, ciertamente, dictará que un gobierno largamente establecido no se cambie por causas leves y transitorias; y, de acuerdo con esto, la experiencia ha mostrado siempre que los hombres están más dispuestos a sufrir, mientras puedan sus males sufrirse, que a hacerse justicia aboliendo las formas a las cuales están acostumbrados. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persiguen invariablemente el mismo fin, atestigua el designio de someterles a un absoluto despotismo, es su derecho, es su deber, derribar a un tal gobierno y proveer nuevas garantías para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias, y tal es ahora la necesidad que las constriñe a modificar sus anteriores sistemas de gobierno. La historia del presente rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidas injurias y usurpaciones, todas las cuales tienen como directo objeto el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sométanse los hechos a un mundo imparcial.

  Ha rehusado su sanción a leyes, las más saludables y necesarias para el bien público.

  Ha prohibido a sus gobernadores aprobar leyes de inmediata y apremiante importancia, a menos que fueran suspendidas hasta la obtención de su sanción; y, una vez suspendidas, ha omitido por completo prestarles atención.

  Ha rehusado aprobar otras leyes para el acomodo de grandes comunidades, a menos que renunciaran al derecho de representación en la legislatura, un derecho inestimable para ellas, y temible para los tiranos solamente.

  Ha convocado a los cuerpos legislativos en lugares inusuales, incómodos y distantes del lugar de depósito de sus archivos públicos, con el solo propósito de fatigarlos hasta que se plegasen a sus disposiciones.

  Ha disuelto repetidamente Cámaras de Representación, por oponerse con viril firmeza a sus invasiones de los derechos de las gentes.

  Ha rehusado por largo tiempo, tras tales disoluciones, convocar nuevas elecciones; por donde los poderes legislativos, incapaces de aniquilación, han vuelto al pueblo en pleno para su ejercicio; quedando el estado entretanto expuesto a todos los peligros de invasiones externas y convulsiones internas.

  Se ha esforzado en evitar la población de estos estados; con tal propósito ha obstruido las leyes de naturalización de extranjeros, rehusando aprobar otras que alentasen sus migraciones aquí, y ha elevado las condiciones para nuevas apropiaciones de tierras.

  Ha obstruido la administración de la justicia, rehusando su sanción a leyes para el establecimiento de poderes judiciales.

  Ha hecho a los jueces dependientes de su sola voluntad para el ejercicio de sus cargos y el monto y pago de sus salarios.

  Ha erigido una multitud de nuevos cargos, y enviado aquí enjambres de funcionarios para acosar a nuestra gente y devorar su sustancia.

  Ha mantenido entre nosotros, en tiempo de paz, ejércitos en pie de guerra, sin el consentimiento de nuestras legislaturas.

  Ha influido para volver a los militares independientes de y superiores al poder civil.

  Se ha confabulado con otros para sujetarnos a una jurisdicción ajena a nuestra Constitución, y no reconocida por nuestras leyes, otorgando su sanción a sus actos de pretendida legislación:
   Para acuartelar entre nosotros grandes unidades de tropas armadas;
   Para protegerlas, por medio de un juicio fingido, del castigo por cualesquiera asesinatos que cometieran entre los habitantes de estos estados;
   Para interrumpir nuestro comercio con todas las partes del mundo;
   Para gravarnos con impuestos sin nuestro consentimiento;
   Para privarnos, en muchos casos, de los beneficios del juicio por jurado;
   Para transportarnos allende los mares para ser juzgados por supuestas ofensas;
   Para abolir el libre sistema de las leyes inglesas en una provincia vecina, estableciendo en ella un gobierno arbitrario, y ampliando sus límites, como para volverla a un tiempo un ejemplo y un instrumento adecuado para introducir el mismo gobierno absoluto en estas colonias;
   Para arrebatarnos nuestras Cartas, aboliendo nuestras leyes más preciosas, y alterando fundamentalmente las formas de nuestros gobiernos;
   Para suspender nuestras legislaturas propias, y declararse ellos mismos investidos del poder de legislar por nosotros en todos los casos.

  Ha abdicado su gobierno aquí, declarándonos fuera de su protección y haciéndonos la guerra.

  Ha saqueado nuestros mares, devastado nuestras costas, incendiado nuestras ciudades, y destruido las vidas de nuestra gente.

  Está, en estos momentos, transportando grandes ejércitos de mercenarios extranjeros para completar las obras de muerte, desolación y tiranía, ya comenzadas con circunstancias de crueldad y perfidia, con apenas paralelo en las más bárbaras edades, y totalmente indignas de la cabeza de una nación civilizada.

  Ha obligado a nuestros conciudadanos cautivados en alta mar a tomar las armas contra su país, a convertirse en verdugos de sus amigos y hermanos, o a caer ellos a sus manos.

  Ha excitado insurrecciones entre nosotros, y se ha esforzado en traer sobre los habitantes de nuestras fronteras a los despiadados indios salvajes, cuya conocida ley de guerra es la indistinta destrucción de todas las edades, sexos y condiciones.

En cada fase de estas opresiones hemos solicitado su remedio en los más humildes términos: nuestras repetidas peticiones han sido respondidas solamente con repetidas injurias. Un príncipe cuyo carácter está de tal modo marcado por todo acto que puede definir a un tirano es indigno de ser el gobernante de un pueblo libre.

Y no hemos sido deficientes en atenciones hacia nuestros hermanos británicos. Les hemos advertido de tanto en tanto de los intentos de su legislatura de extender sobre nosotros una jurisdicción injustificable. Les hemos rememorado las circunstancias de nuestra migración y establecimiento aquí. Hemos apelado a su natural justicia y magnanimidad, y les hemos conjurado por los lazos de nuestra común estirpe a denunciar esas usurpaciones, que inevitablemente habrían de interrumpir nuestra unión y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, por tanto, reconocer la necesidad que proclama nuestra separación, y considerarlos, como consideramos al resto de la Humanidad, enemigos en la guerra y, en la paz, amigos.

Nosotros, por tanto, los representantes de los Estados Unidos de América, reunidos en congreso general, apelando al Supremo Juez del mundo por lo que atañe a la rectitud de nuestras intenciones, en el nombre y por la autoridad de las buenas gentes de estas colonias, solemnemente publicamos y declaramos que estas colonias son, y por derecho deben ser, estados libres e independientes; que quedan absueltas de toda lealtad a la Corona británica, y que cualquier conexión política entre ellas y el estado de Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como estados libres e independientes, tienen completo poder para declarar la guerra, concluir la paz, contraer alianzas, establecer comercio, y para realizar todos los actos y hacer todas las cosas que los estados independientes pueden por derecho hacer. Y en apoyo de esta declaración, con firme confianza en la protección de la Divina Providencia, mutuamente empeñamos nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor.


  John Hancock
 
New-Hampshire: Josiah Bartlett; Wm. Whipple; Matthew Tornton.
 
Massachusetts-Bay: Saml. Adams; John Adams; Robt. Treat Paine; Elbridge Gerry.
 
Rhode-Island & Providence, &c.: Step. Hopkins; William Ellery.
 
Connecticut: Roger Sherman; Saml. Huntington; Wm. Williams; Oliver Wolcott.
 
New-York: Wm. Floyd; Phil. Livingston; Frans. Lewis; Lewis Morris.
 
New-Jersey: Richd. Stockton; Jno. Witherspoon; Fras. Hopkinson; John Hart; Abra. Clark.
 
Pennsylvania: Robt. Morris; Benjamin Rush; Benja. Franklin; John Morton; Geo. Clymer; Jas. Smith; Geo. Taylor; James Wilson; Geo. Ross.
 
Delaware: Caesar Rodney; Geo. Read; (Tho. M:Kean).
 
Maryland: Samuel Chase; Wm. Paca; Thos. Stone; Charles Carroll, of Carrollton.
 
Virginia: George Wythe; Richard Henry Lee; Ths. Jefferson; Benja. Harrison; Thos. Nelson, jr.; Francis Lightfoot Lee; Carter Braxton.
 
North-Carolina: Wm. Hooper; Joseph Hewes; John Penn.
 
South-Carolina: Edward Rutledge; Thos. Heyward, junr.; Thomas Lynch, junr.; Arthur Middleton.
 
Georgia: Button Gwinnett; Lyman Hall; Geo. Walton.